Tino y los devoradores de sueños:
-
¡Tino por favor! ¿Quieres recoger tu habitación de una vez por todas? Es la
tercera vez que te lo pido en esta semana. Realmente no sé cómo puedes
dormir bien en una cama revuelta llena de libros, revistas y cedés. Y mira el
ordenador portátil a punto de caerse. ¡Dios mío dame paciencia con este
jovencito! - decía Natacha la madre de Tino.
Tino
era un joven de dieciséis años recién cumplidos. Vivía en una casa de Tennessee
muy acomodada con su madre Natacha. Sus padres se habían divorciado hacía tres
años ya que las relaciones conyugales no habían ido del todo bien.
Su
padre Benjamín era informático y gestionaba una gran multinacional alemana.
Ahora vivía prácticamente todo el tiempo en Berlín. Casi no se veían apenas.
Tino
había tenido muy buena relación con su padre desde pequeñito y ahora añoraba
muchísimo su compañía y la figura de un padre que estuviera pendiente de él y
le ayudara con sus deberes. Sobre todo con la física. Natacha colaboraba como
podía en los estudios de su hijo, pero era diseñadora y sus conocimientos en
ciencias eran bastante limitados.
Tino
hubiera deseado que sus padres estuvieran juntos y que la convivencia
hubiera sido tan maravillosa y genial como se pintan en los cuentos de hadas.
Pero por desgracia eso no fue así.
Los
dos años posteriores a la separación de sus padres Tino demostró su tristeza
con una rebeldía exacerbada. En el colegio siempre intentaba destacar pero no precisamente
sacando buenas notas, sino realizando todo lo contrario. Dejó de interesarse
por los estudios y por aprender. No quería hacer nada. Se mostró distante y
desmotivado durante una buena temporada en la que Natacha intentó llevarle a
diferentes psicólogos y psicopedagogos para evitar su fracaso escolar.
Al
cabo de un tiempo Tino recobró su habitual estado de ánimo, pero no dejaba de
echar de menos a su padre. No tuvo más remedio que seguir adelante. Conoció a
varios amigos nuevos en el colegio y formaron una bonita colla. Entre ellos se
apoyaban mutuamente y compartían diversas aficiones. Sobre todo, su afición a
los videojuegos y a la informática. Muchos fines de semana quedaban en casa de
alguno de ellos para intercambiar videojuegos o para “craquear” algún programa
que necesitaban para alguna labor del colegio o para jugar en red. Pasaban muchos
días y muchas noches encerrados en la habitación disfrutando con juegos
estratégicos o militares.
De
esta manera pasaban los ratos juntos y se distraían de lo lindo.
-
¡Tino, por favor! ¿Queréis salir a merendar de una vez?- dijo Natacha a los
chicos para que saliesen de la habitación aunque solo fuera durante cinco
minutos.
- - En
todo el fin de semana solo os he visto media hora, el resto del día os lo
pasáis encerrados en la habitación. Es necesario que salgáis a respirar un
poquito de aire- explicaba Natacha a los chicos para hacerles entrar en razón.
-¡Pero no, mamá! ¿Pero qué has hecho? - dijo Tino a su madre con cara de pocos amigos.
Dicho esto, los chicos salieron al comedor donde tenían preparada una mesa llena de exquisitos bizcochos con chocolate que Natacha les había preparado.
Natacha
encendió el televisor buscando algún programa divertido para que vieran los
chicos mientras merendaban. De repente una noticia hizo que todos permanecieran
en silencio.
“Hace
ya varias semanas, un extraño suceso viene repitiéndose en el condado de
Tennessee. Todos los médicos e investigadores se encuentran alarmados buscando
la explicación a esta extraña pandemia. Cientos de jóvenes se encuentran
ingresados infectados con lo que parece un extraño virus que todavía no se ha
podido identificar. Los jóvenes que lo padecen tienen extraños síntomas como
apatía, falta de memoria, desmotivación, cansancio e inapetencia. Se muestran
ausentes y permanecen despiertos día y noche. Se están investigando las
posibles causas, pero parece improbable que se tenga algún resultado
concluyente antes de una semana con lo que se teme que la situación de salud de
los jóvenes pueda empeorar…”
-¿Habéis
oído eso chicos?- dijo Natacha mostrándose preocupada ante la mirada
estupefacta de los chicos.
-
Nosotros no sabíamos nada, pero sí que es cierto que en el instituto se están
produciendo hechos raros. En varias ocasiones más de un compañero se ha quedado
sin habla durante la clase y alguno se ha ausentado durante varios días por que
comentaba que no había podido levantarse de la cama- dijo Eusebio.
-
Si, es cierto mamá- corroboró Tino. Hace unos días que algunos niños tienen
extraños comportamientos.
-Mañana
mismo iré a hablar con vuestros profesores para que me expliquen detalladamente
la situación y todo lo que verdaderamente está pasando. Las noticias
habitualmente tienden a generar alarma y posiblemente no sea nada grave- dijo
esperanzada Natacha.
Al
día siguiente Natacha fue al instituto dispuesta a enterarse de lo que
realmente les estaba pasando a los chicos.
Cuando
llegó al despacho de los tutores se dio cuenta que no era la única madre
preocupada que acudía al centro a buscar explicaciones. Una cola de doce padres
se situaba delante de la puerta del director.
-
Un momento por favor. No se alarmen. Ahora mismo iremos a la sala de
Actos y allí hablaremos del tema y contestaré a todas sus preguntas. – dijo el
Director dirigiéndose a la congregación de padres.
Una
vez que estuvieron todos reunidos en la sala de conferencias el Director les
explicó que según los datos que tenía y que le había facilitado la Policía, se
habían detectado ya una trentena de jóvenes con síntomas inespecíficos de lo
que parecía ser un extraño virus. Parece ser que la extraña enfermedad solo
afecta a los jóvenes de entre doce y dieciocho años. Todos los jóvenes habían
presentado de repente los síntomas tras una larga noche de insomnio y malestar
general, con fuertes pesadillas y temblores. Al día siguiente de la infección
ya comenzaron a presentar síntomas de apatía, desmotivación, pérdida de memoria
e inapetencia. A partir de ese momento ya no han dormido ni un solo día. Se
mantienen despiertos y en estado de ausencia. No se sabe durante cuánto tiempo
el virus permanece en el organismo ni se conoce el desenlace final de la
enfermedad.
Todos
los padres que estaban en la sala de conferencias escuchaban alarmados la
explicación del director. Caras de asombro, de dudas y de preocupación hacían
que se oyeran diversos murmullos y conversaciones paralelas entre los
diferentes padres. Finalmente, uno de ellos se decidió realizar una pregunta.
-
Señor director, soy el papá de John y me gustaría que me dijera si han pensado
en cerrar el instituto durante unos días para evitar que la enfermedad se
contagie al resto de nuestros hijos y demás jóvenes. Si no se conoce ni el
mecanismo de actuación del virus, ni como se produce el contagio ni la propagación de
la enfermedad nuestros jóvenes están en constante peligro de infección.
Sería aconsejable durante un tiempo cerrar las aulas a la espera de que se
notifiquen las causas de la enfermedad y se halle un tratamiento adecuado-
explicó Marc el padre de John.
-
Si, es cierto. Él tiene razón. Habría que intentar proteger a nuestros
muchachos- dijo otro de los padres alzando la voz.
-
Nos reuniremos con el consejo escolar y con los diferentes tutores y buscaremos
la situación más idónea para los chicos. Dejen todo en nuestras manos. De
momento no preocupen a los chicos. Manténganse en sus casas a la espera de que
notifiquemos cualquier decisión- concluyó el director dando por zanjada la
explicación de los hechos.
Natacha
se dirigió a casa pensando qué les comentaría a los chicos. Mientras se dirigía
a casa se encontró con el padre de John y continuaron conversando durante largo
rato. Se contaron sus respectivas preocupaciones y sus temores de que algo malo
pudiera pasarles a sus muchachos.
Cuando
llegó a casa Tino le estaba esperando delante del sofá leyendo una revista delante
del televisor.
Los
días pasaban por el condado de Tennessee y cada vez eran más los jóvenes que
presentaban la enfermedad. El Instituto decidió cerrar sus puertas para evitar
que la enfermedad se propagara todavía más y miles de jóvenes permanecían en sus
casas esperando que la pandemia se resolviera pronto.
Aquella
noche Natacha pidió a Tino que se quedara en casa. Tenía un extraño
presentimiento y deseaba estar con su hijo el mayor tiempo posible.
Dicho
esto, entregó de nuevo el teléfono móvil a su madre y se quedó pensando si
realmente su padre vendría la semana siguiente o haría lo que estaba
acostumbrado a hacer habitualmente, llamar más tarde anulando la visita por
algún imprevisto o algún asunto urgente que tenía que atender y que le
impediría llegar a tiempo y poder verse con él.
Aquella
noche Tino no pudo dormir. Comenzó a sentir escalofríos y sudoraciones. Tuvo
temblores y malestar general. Comenzó a tener unas largas pesadillas y a
mostrarse en estado de agitación permanente. Tino comenzaba a padecer los
síntomas de la rara enfermedad. En aquel momento Tino comenzó a sentir que algo
extraño le pasaba en su cuerpo. De repente sintió una desconexión total entre
su mente y su cuerpo. Se sentía como flotando en un Universo paralelo lleno de
luces brillantes como si se tratara de diferentes constelaciones o vías lácteas
unidas en forma de red. Se veía flotar sin rumbo fijo hacia un extraño remolino
que le absorbía hacia las profundidades de un mundo indescriptible y a la vez
atemorizador.
Quería
poder salir del remolino ya que un parte de él se daba cuenta de que estaba
siendo absorbido por algo o alguien y que probablemente se trataba de aquella
extraña enfermedad que afectaba a los jóvenes.
De
repente cayó al vacío. Sin apenas poder darse cuenta de adonde había ido a
parar escuchó el sonido chirriante de miles de máquinas en movimiento y miles
de cables se expandían a lo largo de toda la estancia. Era un recinto cerrado,
todo hermético y metalizado. Se encontraba rodeado de enchufes y cableado de
diferentes colores que se unían formado redes que daban a parar a una gran
máquina central semejante a un gran ordenador gigante. Por un momento quedó cegado
ante la inmensidad de energía luminosa que circulaba a través de los cables de
gran calibre. Parecía como si estuviera viajando por el interior de un gran
ordenador. De repente oyó murmullos que provenían de diferentes salas.
Lentamente se acercó hacia una de ellas y comprobó con gran asombro como miles
de sombras oscuras estaban distribuidas por las diferentes salas y no paraban
de recitar y de teclear en una especie de órgano miles de códigos unos detrás
de otros.
Parecía
que estaban en situación hipnótica. Recibían órdenes de una especie de animal
vestido de negro que marcaba el ritmo del canto y del tecleo. Llegó a contar un
total de veinte salas. De los diferentes órganos salían más cables de colores
metalizados y se unían formando redes. Cada red acababa llegando al gran
ordenador central que se encontraba en la sala principal.
Del
ordenador central salían unos enchufes que se conectaban a las grandes vallas
metálicas que envolvían toda la estancia. A partir de las vallas ya no era
posible ver más allá, ya que todo el entorno volvía a estar de nuevo a oscuras.
Tino
se quedó asombrado viendo la cantidad de sombras que permanecían estáticas,
inmersas en un estado casi hipnótico, recitando los códigos sin parar.
En
aquel momento volvió a recordar los sucesos extraños que estaban sucediéndose
en Tennessee y prácticamente pudo suponer que todo esto tenía mucho que
ver con las enfermedades aparecidas días atrás.
Por
su mente aparecieron miles de posibilidades que podían explicar de alguna forma
lo que estaba ocurriendo en aquel lugar y quienes eran esas sombras, pero su
imaginación se iba acelerando cada vez más y no sabía si realmente lo que
pensaba era realmente lo que estaba ocurriendo.
Debía
investigar más, pero parecía prácticamente imposible poder acercarse a alguna
de aquellas sombras y mirar la clase de códigos que estaban recitando y
tecleando. Pensó que lo más apropiado seria intentar acercarse a la sala del
ordenador central y desde allí probar suerte y ver si era posible enterarse de lo
que estaba ocurriendo.
Así
que de manera sigilosa se dirigió lentamente hacia la sala central. Una vez
allí oyó a diferentes voces que hablaban y reían.
De
esta manera Tino comenzó a hacer sus suposiciones. Por lo que le había parecido
escuchar se trataban de seres oscuros que habitaban por las redes de Internet y
que pretendían canalizar las mentes de los seres humanos a través de
codificaciones que enviaban sin descanso a sus mentes inconscientes mientras
estaban conectados por Internet a los juegos de Rol. Una vez que dominaban
sus inconscientes les arrebataban poco a poco su energía vital. Después de esto
pretendían canalizar sus cuerpos y hacerse con el control de toda la humanidad
y de todo el planeta.
Parecía
ser que por esto de momento afectaba únicamente a jóvenes y que por esta razón
los chicos a los que canalizaban tenían los síntomas de cansancio, apatía,
desmotivación, falta de apetito y de sueño. Estaban comenzando a estar
dominados por las sombras de Internet. Si los planes de estos bichos lograban
surtir efecto sería la destrucción de todo el Planeta. Por lo visto accedían
mediante puertos que abrían y cerraban continuamente y que enviaban a través de
los juegos de Rol. Cuando los mensajes saturaban la mente inconsciente de los jóvenes
era cuando estaban totalmente dominados y aparecía la enfermedad.
Si
esto era cierto sus amigos John y Eusebio estaban también en peligro. Tenía que
avisar de alguna manera al exterior de lo que estaba ocurriendo. Pero no
tenía ni idea de cómo podía hacerlo. No sabía ni tan siquiera como había
llegado hasta allí y tampoco como podría salir. Por algún motivo él había
podido llegar hasta el interior del ordenador central, seguramente se produjo
algún tipo de cortocircuito o desconexión durante la última transmisión del
mensaje codificado durante su sueño y esto hizo que su consciencia viajara
también a través de las redes. Ahora estaba atrapada su consciencia, pero por
suerte su energía vital se mantenía sana y salva supuestamente en la cama de su
habitación y junto a su cuerpo. Al menos eso esperaba.
Tenía
que avisar de alguna manera a sus amigos de lo que estaba ocurriendo. ¿Pero
cómo?
De
repente sintió un escalofrío recorriéndole todo el cuerpo. Una sombra oscura se
le acercó sigilosamente por detrás y lo atravesó sin ni siquiera darse cuenta
de su presencia.
En
aquel momento Tino se dio cuenta que las sombras parecían no verle. Si eso era
cierto podría colarse en alguna de las salas o en la sala del ordenador central
y desde allí intentar conectarse a través de Internet con los ordenadores de
John y Eusebio. Si pudiera chatear con ellos o hablarles de alguna forma, sería
fácil informarles de lo que estaba pasando. Si descubría los códigos que
enviaban constantemente las sombras, solo tendría que enviárselos a John y
Eusebio y descubrir todos los puertos por los que pasaba dicha codificación.
Una vez que descubrieran los puertos sería fácil cerrarlos y evitar que se
siguieran enviando los mensajes. Con los puertos cerrados las canalizaciones de
energía vital ya no podrían seguir realizándose. Tenía que pensar como sería
posible devolverles a los jóvenes la energía vital robada que se encontraba
almacenada en el ordenador central. Supuso que se tendría que enviar de vuelta
toda la codificación antes de cerrar los puertos. Quizás esto sería lo más
difícil de conseguir. Tendría que distraer a las sombras durante un tiempo,
cambiar las órdenes del ordenador central y una vez que se completara toda la
codificación de vuelta, cerrar los puertos y con ellos todas las conexiones.
Mientras
en casa de Natacha….
Natacha
acabó por derrumbar la puerta de la habitación de Tino y de repente se quedó
sin habla cuando vio el cuerpo de Tino que yacía en el suelo de la habitación y
prácticamente sin moverse.
Pero
Tino no respondía. Su consciencia estaba atrapada en las redes de Internet y su
cuerpo permanecía dormido, respirando con tranquilidad como en un estado de
sueño permanente.
Natacha
llamó a la policía y a los profesionales sanitarios explicando lo que estaba
ocurriendo. En seguida se presentaron en cada de Natacha.
-
Es muy extraño. No es lo mismo que les ha pasado a los otros chicos. Los otros
chicos permanecen despiertos, pero Tino está completamente dormido- dijo uno de
los médicos que acompañaban a Policía.
Tino
estaba convencido de que podría realizar la misión. Tenía que aprovechar los
cambios de turnos para colarse en el ordenador central y desde allí poder
comunicarse con sus amigos. Observando a las sombras se dio cuenta de que había
diez minutos al día que el ordenador central estaba sin custodia.
Esperó
el momento oportuno para acercarse a la sala central y desde allí esperó a que
el ordenador estuviera sin ninguna sombra a su alrededor. Llegó la hora y Tino
se dirigió rápidamente hacia el ordenador. En él buscó las “Ips” de los
ordenadores de John y de Eusebio. Por suerte parecía que estaban conectados.
Posteriormente buscó entre los usuarios de sus ordenadores y descubrió que
en ese momento se encontraban jugando en red al último juego de rol que habían
instalado. Se dio cuenta de que por este juego también estaba pasando la
codificación de las sombras. La memorizó como pudo y se dio cuenta que
consistía en la repetición de siete códigos seguidos que se bucleaban una y
otra vez a través de los puertos saturando las redes y con ellas las mentes
inconscientes de los muchachos. Eran continuos mensajes subliminares que se
dirigían directamente a las mentes de todos los jóvenes de Tennessee durante el
tiempo que estaban conectados.
Como
pudo habilitó un usuario de entrada para el juego de Rol. Con un poco de suerte
podría entrar en el juego y desde allí abrir un chat para poder comunicarse con
ellos.
En
ese momento elaboró un usuario y como conocía la contraseña del juego de los
chicos en seguida pudo entrar a jugar con ellos.
Tino
dejó lentamente el ordenador tal y como se lo había encontrado para no levantar
sospechas en las sombras. Mientras la sombra volvía a asumir el ordenador
central y se disponía a seguir trabajando con los bucles de información.
John
y Eusebio se quedaron asombrados con la información que Tino les acababa de proporcionar.
Al
día siguiente Eusebio y John se dirigieron a casa de Natacha.
Cuando llegó la hora los chicos y Natacha estaban ansiosos delante del ordenador esperando que Tino pudiera comunicarse con ellos. De repente los mensajes del chat comenzaron a sonar.
Y
dicho esto Tino dejó el ordenador central ya que vio que una sombra se acercaba
hasta donde estaba él.
Mientras, Tino rezaba para que las sombras no descubrieran nada de lo que había estado haciendo en el ordenador.
Estuvo
trabajando varios días elaborando la codificación a la inversa para que los
jóvenes pudieran recuperarse antes de cerrar todos los puertos y todas las
conexiones. Estuvo estudiando minuciosamente toda la programación del ordenador
central y descubrió que una vez que la información estuviera de vuelta, la
energía vital de los jóvenes volvería cada una a su sitio, pero el ordenador
detectaría alguna fuga en el sistema durante el periodo que tardara en enviarse
toda la codificación inversa y que se pudieran cerrar los puertos. Así que
tenía que pensar en una alternativa para que el sistema no descubriera el
escape de la energía vital de los jóvenes.
Estuvo
meditando largamente y pensó que la única manera seria sustituir la energía de
los jóvenes por la baja energía propia de las sombras. De esta manera los
jóvenes quedarían liberados y las que se quedarían atrapadas en su propio
ordenador central serian ellas.
A
los tres días volvió a conectarse con sus amigos.
Los
días pasaron y Tino consiguió elaborar los parches para que todo saliera
perfectamente y que las sombras no se dieran cuenta de nada durante el proceso
que durará el intercambio. En media hora subiría el parche al ordenador central
y desde allí activaría la orden para que empezara a producirse la codificación
inversa, el intercambio energético y el cierre de los puertos. Solo esperaba
que tras el cierre de los puertos él ya no estuviera allí para verlo. Esperaba
que antes su conciencia hubiera vuelto a su lugar de origen, a su cuerpo. Pero
no estaba del todo convencido de que así fuera. En el momento en que las
sombras perdieran su energía vital, todo su mundo de redes y conexiones dejaría
de existir. Se difuminaría en el universo y desaparecería para siempre pero lo
que no sabía Tino a ciencia cierta era si él también desaparecería
con el mundo de las sombras o si su conciencia viajaría de vuelta a casa antes
de que eso ocurriera.
A
Tino no le quedaba otra alternativa más que desear que su conciencia no se
quedara retenida allí. De todas formas era la única forma de salvar a los
jóvenes y a toda la humanidad. No tenía otra salida.
Cuando
llegó la hora, Tino volvió a sentarse delante del ordenador central e introdujo
el parcheado. Una vez que estuvo bien instalado solo le quedaba ejecutar la
orden y que el sistema comenzara a cambiar la información y la dirección de los
bucles de codificación. Antes de dar la orden, rezó para que todo saliera como
estaba previsto.
En
aquel momento parecía que nada estuviera pasando. Las sombras continuaban
recitando y tecleando la codificación, pero lo que no sabían era que ahora las
estaban re direccionando de vuelta. Una vez que acabara el proceso, el
intercambio de energía tendría lugar y desaparecerían irremediablemente por los
cables y redes que nutrían el ordenador central. Posteriormente todos los
canales, puertos y conexiones quedarían completamente cerrados.
Tino
esperó durante dos horas que era el tiempo previsto para enviar toda la
información de vuelta. De momento todo marchaba correctamente.
Cuando
el tiempo hubo finalizado se activó la alarma en el ordenador central.
Todas
las sombras permanecieron estupefactas al comprobar que toda la energía vital
de los chicos estaba desapareciendo y que su lugar comenzaba a estar ocupado
por sus propias energías. Pero ya no tuvieron tiempo de reaccionar, no había
marcha atrás. El plan había funcionado a la perfección.
De
repente Tino comenzó a sentir unos temblores, sudoración fría y malestar
general. En aquel momento pensó que su vida acabaría allí entre esas cuatro
paredes virtuales de enchufes. Así que cerró los ojos despidiéndose de su padre
y de su madre y dando las gracias a Dios de que al menos el plan había surtido
efecto aunque supusiera quedarse atrapado en un mundo de sombras del que no
podría salir jamás.
-
¡Tino, Tino. Hijo mío. Despierta. ¡Abre los ojos!- gritaba su madre desesperada
viendo a su hijo agitarse dentro de la cama.
- Mirad, ya vuelve en sí- comentó Eusebio.
Tino
comenzó lentamente a abrir los ojos. Miró a su alrededor y se quedó sorprendido
al verse en su habitación, rodeado por sus seres queridos.
-
Lo hemos conseguido juntos- dijo el papá de Tino. Esta mañana hemos oído por
las noticias que los jóvenes que sufrían la enfermedad se han recuperado
misteriosamente y que se encuentran en buen estado. Las autoridades piensan que
podría haberse debido a una epidemia de un virus desconocido que por extrañas
circunstancias ha dejado de ser perjudicial para los jóvenes. Dan por cerrado
el caso.-continuó explicando el papá de Tino.
Finalmente
todo salió según los planes previstos. Los jóvenes de Tennessee recobraron sus
energías y sus inconscientes quedaron limpios y renovados. El padre de
Tino cambió drásticamente y prácticamente cada día se veía con su hijo en casa
de Natacha. El cambio de trabajo le sentó fenomenal y Natacha estaba muy
emocionada por su vuelta a casa. ¿Quién sabe? Quizás más adelante pudieran
volver a estar de nuevos juntos como una gran familia.
John
y Eusebio decidieron conectarse menos a los juegos de Rol. Tras la experiencia
se habían dado cuenta de que pasaban demasiadas horas conectados a la red.
Decidieron estudiar más informática y dedicarse a realizar algún tipo de
deporte, que también les permitiera relacionarse más con otros chicos de su
edad.
Tino
después de la experiencia se dio cuenta de que la rabia y el rencor que sentía
por el abandono de su padre se había transformado por una gran admiración y
respeto. Se convertiría en un gran informático como él. Aunque por los
conocimientos demostrados durante la lucha con las sombras de Internet Tino
había demostrado que podía llegar a ser muchísimo mejor informático que su
padre ya que aparte de tener buenos conocimientos informáticos demostró tener
una gran valentía al enfrentarse él solo con las bajas energías de las sombras.
Y
eso supuso el final de las sombras que habitaban en Internet…
Y
colorín, colorado...este cuento se ha acabado….
Mónica
Zambrano. Los Wikicuentos multiculturales.
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